El malestar emocional es normal cuando se tiene cáncer, o cuando un familiar próximo convive con la enfermedad. Que ante el cáncer una persona esté triste, tenga ansiedad o se haga muchas preguntas, no es patológico en si mismo. Entra dentro de la normalidad. Algunas personas en esta situación consideran que tienen suficientes recursos para afrontarlo, o piensan que ello no les impide excesivamente llevar a cabo las actividades de la vida diaria.
En otras personas estos síntomas son más graves. El informe «Salud mental y malestar emocional en pacientes con cáncer» dice que la mitad de personas con cáncer tienen síntomas de ansiedad, depresión y malestar emocional y que el 30% presentan trastornos psicológicos. Esto significa que, de todos los pacientes que tienen estos síntomas psicológicos, una parte importante los viven con notable intensidad.
La ayuda psicológica para pacientes con cáncer va dirigida a personas con un malestar emocional importante o un deterioro significativo de la vida diaria o de las relaciones personales. Tanto si hay una psicopatología diagnosticada como si no, es un derecho de los pacientes buscar la recuperación de la calidad de vida, incluendo la salud mental.
Afrontar el diagnóstico
Afrontar el diagnóstico de cáncer es difícil. Saber que se tiene esta enfermedad abre la puerta a cambios importantes en la autoimagen, las perspectivas de futuro, las rutinas diarias, etc. Muchas personas se preguntan «¿Por qué a mí?» y tienen miedo del tratamiento y de que este no funcione. También se preocupan por cómo lo vivirá su familia. Las reacciones más habituales son el miedo, la tristeza, la rabia y la incertidumbre. En el momento del diagnóstico es posible pasar unas horas en choque: la persona está tanto ensimismada con la noticia, que deja de prestar atención a lo que le dicen. Por eso es importante que vaya a las visitas acompañada: El acompañante podrá tomar notas y hacer preguntas importantes al oncólogo.
En este momento el apoyo psicológico se centra en ayudar al/a la paciente a expresarse y normalizar las reacciones emocionales. Normalizar estas reacciones quiere decir explicar que es normal experimentarlas, y que forman parte del proceso de adaptación al diagnóstico. En esta fase también facilitamos la comprensión de la información y intentamos deshacer falsos mitos que podrían crear miedos infundados.